Nuestras autoras

Mérope

Soy Mérope, una de las siete Pléyades, la más pequeña de las hermanas y vivo en la constelación de Tauro. Soy estrella, soy madre, soy esposa, soy hermana y amiga.

Enamorada de un mortal, vivo en una nebulosa y mi mirada planea sobre el universo. Dicen que viviré tan solo 250 millones de años más, y que luego me separaré de mis hermanas y me apagaré. Me parece poco tiempo para todo lo que quiero aprender, vivir y soñar. Mientras el momento del fin se aproxima, deja que te hable un poco más, hasta que mi luz se extinga.



Marian.

A veces dentro de una misma persona hay miles, y mantener el equilibrio entre tantas voces puede ser verdaderamente difícil. Así soy yo: oficinista, cocinera, madre, internauta, mujer, costurera, lectora, amante, amiga, hija, espectadora, cinéfila,...
Todo eso. Junto dentro de la misma persona. Un cuerpo, miles de miradas.



Lilith

El patriarcado me levantó las peores de las calumnias, me llamó enemiga de la vida, oscura, monstruo devorador... En resumen, que me convirtió en un demonio.Todo por reivindicar lo obvio: que tengo el mismo derecho que Adán porque ambos salimos de la misma tierra madre.

 Pero no os lo creáis, que yo en realidad soy Lilith, la insumisa, el espíritu nómada del aire, noctívaga por bohemia y creativa, escudriñadora en los nombres del trascendente, semítica y mediterránea, pero también la libertaria que elige el compañero que quiere, la madre de hijos e hijas, propios y ajenos, que tal vez sean como yo, diablos, porque tampoco están dispuestos a someterse.



Mara 

 "...llamadme Mara, porque Dios me ha llenado de amargura"
Tomé otro nombre porque hubo un tiempo en el que el Dios de Israel me colmó de desdicha. Mi mirada, mis gestos, mi noción del tiempo... todo hubo de cambiar. Se tornó más sombrío, más triste; más maduro, también, quizá. Hoy contemplo la realidad con ojos nuevos, y exclamo a menudo, emulando a Fausto: "¡detente, instante, eres tan hermoso!".

 Somos el tiempo que se nos fue, pero también el que nos queda, y, ante todo, el que paladeamos justo ahora, en este instante eterno.

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